¿Y TÚ QUÉ QUIERES?

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ID_Y tu que quieres

Muchas veces, cuando hablamos con amigos o familiares sobre alimentación, escuchamos cosas como: «Es que no puedes quitarle el chocolate a los niños», «no pretendas que yo deje de comer lo que me gusta» o «¿y qué quieres que desayune entonces?»

Dejemos algo claro: no pretendemos imponerte ni quitarte nada. Quien toma las decisiones de tu vida eres tú (o deberías serlo). No somos gurús ni queremos amargarte la existencia. Al contrario, buscamos aportarte información que (de corazón lo deseamos) os ayude a ti y a tu familia a gozar de salud para disfrutar de la vida por muchos años.

Ahora bien, si has caído en las garras de la comida ultraprocesada y el sedentarismo, conseguir resultados va a exigirte un cierto esfuerzo y algunos sacrificios. ¿Quieres un cuerpo mejor? ¿Y quieres desayunar tortitas/pancakes o un paquete de galletas cada día? Pues seguramente sean dos deseos incompatibles y tendrás que elegir.

En su inocencia, en situaciones así nuestro hijo suele decirnos: «Pero eso no es justo». Amiga/o, seguramente ya lo sabrás, pero por si acaso te lo recordamos: la vida no es justa.

Así que te preguntamos: ¿tú qué quieres? ¿Qué estás dispuesta/o a sacrificar para conseguirlo? Y sobre todo, ¿por qué lo quieres? Tómate tu tiempo para averiguar la respuesta. Es muy importante que lo tengas claro, para que seas capaz de superar los obstáculos del camino (que aparecerán, eso seguro).

Si le dedicas un rato a responder esas preguntas con sinceridad, probablemente la próxima vez que alguien te pregunte por qué no cuidas tu salud un poco más, podrás contestar con algo mejor que el típico: “es que no tengo tiempo”.

¿FALTA TIEMPO O FALTAN GANAS?

“No tengo tiempo” es la razón principal de la mayoría de la gente que no hace ejercicio. O eso es lo que dicen las estadísticas. ¿Pero en realidad es un problema de tiempo?

No tenemos datos, pero sí una sospecha. Detrás del «no tengo tiempo», se esconde en muchos casos un «no tengo ganas». Pero claro, esa opción no suele aparecer en las encuestas de los gimnasios porque resulta incómoda. Es como un ataque a la autoestima, un recordatorio de que decidiste no hacer ese esfuerzo por tu cuerpo y tu salud.

«No tengo tiempo» calma la conciencia. Y además es fácil de justificar. El trabajo, tu pareja, los niños, las clases de inglés… ¿cómo vas a sacar tiempo para más cosas?

Incluso es lógico. Aunque el rollo evolutivo últimamente está un poco gastado, es cierto que los animales (y el ser humano también) estamos diseñados para ahorrar energía. Nuestro cerebro está cableado para esforzarnos lo justo y necesario para sobrevivir. Y eso significa conseguir alimento, huir del peligro y en casos extremos, defenderse de alguna amenaza.

Teniendo en cuenta que en la sociedad actual esas necesidades básicas están bastante accesibles, el hecho de tener que hacer un ejercicio físico adicional nos cuesta. Estamos programados para ahorrar energía en esfuerzos «improductivos».

Luego ya vendría de lo de la supervivencia de la especie y dejar herencia en este mundo, pero para eso solemos tener suficiente tiempo y motivación 😉

DECISIÓN INFORMADA Y PROACTIVIDAD

Qué es lo que realmente quieres. Decide. Pero decide con toda la información posible. Averigua sobre las posibles consecuencias a corto, medio y largo plazo de tus decisiones.

Tristemente, es más habitual pasar horas revisando las redes sociales o las opiniones acerca del último modelo de smartphone, que informándose sobre si el tratamiento que sigues para una lesión o enfermedad es el correcto. Por favor, toma las riendas de tu vida en algo tan importante como tu salud y la de los tuyos.

¿Sabes si perder 2kg por semana es mucho o poco? ¿Podrías decir qué es comer bien? ¿Tomar el sol es bueno o malo?

Busca, pregunta, investiga. Echarle la culpa de tus problemas a Fulano o a Mengano puede que te sirva de desahogo, pero no aporta soluciones. Sé proactiva/o. Hoy en día hay más alternativas que nunca para casi todo.

¡Y ACCIÓN! QUÉ HACER Y QUÉ ESPERAR

Hace unos días rescatábamos en redes sociales una cita de Bruce Lee: «El SABER no es suficiente, debemos APLICARLO. QUERER no es suficiente, debemos HACER».

Y es que ideas y buenas intenciones tenemos muchas. Pero ponerlas en práctica nos cuesta más. Hemos hablado otras veces de cómo definir claramente eso que quieres y algunos métodos para conseguirlo, por lo que no nos vamos a repetir.

Eso sí, averigua qué puedes esperar. Muchas personas se frustran y se desmotivan porque los resultados no llegan a la velocidad a la que querían. Hay tanta confusión en torno al mundo del fitness, con promesas de perder peso rápido o ponerse fuerte en pocos días que son falsas, que mucha gente se crea expectativas irreales.

En la gran mayoría de los casos, ver resultados implica hacer cambios. Y esos cambios necesitan tiempo y esfuerzo. ¿Cuánto de cada? Pues va a depender mucho de tu punto de partida y de lo que quieras conseguir.

El fitness, ese bienestar físico y mental, es parte de un estilo de vida. Son acciones de tu día a día. Es un proceso, no un resultado. Por eso es importante que vayas poco a poco, y que te sientas cómoda/o con un paso antes de dar el siguiente.

Tendrás días buenos y días malos. Tendrás un niño que se enferma. Y una temporada de mucho trabajo. Y una discusión con tu pareja. Y una lesión. Y un cumpleaños. Y antojos. Y tentaciones por todas partes… En resumen, tienes una vida. Y hacer cambios mientras sigues con todo lo demás es difícil. Si algunos días no puedes hacerlo todo perfecto, no te tortures. Nos pasa a todos. No abandones por un fallo. Insiste al día siguiente.

Puedes tardar un poco más o un poco menos, pero estamos convencidos de que si quieres hacer algo, buscarás la manera. Y si no quieres, siempre encontrarás una excusa. Si eres del primer grupo, quédate con nosotros. ¡Podemos ayudarte!

 

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Sobre los autores

Anais y Jorge

Somos padres y amantes del fitness. También tenemos nuestros caprichos y momentos de debilidad. Combinamos hábitos saludables con trabajo, familia y ocio. Si quieres conocernos un poco mejor, lee nuestra historia.

Nos ha costado mucho llegar hasta donde estamos. En el camino hemos aprendido a distinguir los mitos de las realidades. Si todavía estás en esa lucha, pregúntanos con confianza.

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