Hasta hace unos años, comprar huevos era muy sencillo: grandes, medianos o pequeños. Fin de la historia. ¿Ahora? Huevos frescos, camperos, alimentación 100% vegetal, crianza libre, ecológicos…
Cada vez más supermercados y otros establecimientos amplían su oferta de productos ecológicos, de producción natural, sin añadidos, etc. Pero como ya vimos en otros casos, el envase y el etiquetado nos pueden engañar.
Está claro que lo bio y lo ecológico son tendencia. Pero ante una industria alimentaria que intenta manipular al consumidor, ¿sabes cuándo estos productos son una buena opción? ¿De verdad merece la pena pagar más por ellos?
ETIQUETADO Y SIGNIFICADO
Nos aburre enormemente meternos en temas de leyes, reglamentos y documentos oficiales varios. Pero esta vez, para tratar de averiguar qué requisitos debe cumplir un producto para llevar cierto sello o etiqueta, nos ha tocado bucear por las profundidades.
Antes de nada, hay que aclarar que la regulación de este tipo de productos varía por países. Entrar a analizar todos sería una tarea colosal. Por eso nos hemos centrado en Europa, y concretamente en España.
¿Qué se entiende por productos ecológicos? Pues son aquellos cuya producción busca ser respetuosa con el medio ambiente, con todo lo que ello implica:
- Sin el empleo de determinadas sustancias químicas (pesticidas, fertilizantes, medicamentos, etc.). Se establecen ciertos métodos y productos para tratar cultivos y animales en caso de plagas o enfermedades.
- Respetando los ritmos de crecimiento de plantas y animales, sin alimentación forzada ni aditivos hormonales para acelerar el proceso de desarrollo.
- Sin sustancias artificiales añadidas (colorantes, aromas, saborizantes, etc.), salvo aquellas autorizadas por la regulación correspondiente.
- Respetando la biodiversidad y el entorno, seleccionando las especies que mejor se adapten al tipo de localización en que se encuentren.
- Sin la utilización de organismos transgénicos.
- Procurando una cierta calidad de vida (suficiente espacio, tiempo en exteriores, contacto con otros individuos, mínimo sufrimiento en el sacrificio, etc.).
¿Y cómo sabes si un determinado producto es ecológico o no? Pues existen una serie de entidades que se dedican a supervisar y verificar que los productores cumplen las normas.
LAS REGLAS DEL JUEGO
Como decíamos, la regulación es distinta dependiendo del país en el que te encuentres. En Europa, por ejemplo, existen dos reglamentos básicos que establecen las condiciones que deben reunir los productos para poder etiquetarse como ecológicos: Reglamento (CE) n° 834/2007 y Reglamento (CE) n° 889/2008.
En Estados Unidos, está el programa NOP del Departamento de Agricultura, que dicta la regulación de productos orgánicos.
Incluso varía lo que se entiende por ecológico, biológico u orgánico a cada lado del charco. Todo facilidades para el consumidor…
SELLOS Y CERTIFICADOS
Esto también es un lío. Por un lado, parece bien acotado que cualquier producto que lleve las palabras biológico o ecológico, así como sus abreviaturas “bio” o “eco”, deben contener al menos un 95% de ingredientes procedentes de agricultura y/o ganadería ecológicas.
Por otra parte, existen distintos sellos que pueden aparecer en el envase:
- El sello europeo.
- La entidad pública regional responsable.
- La entidad privada encargada de la supervisión y certificación.
Hasta aquí la teoría. Vamos a ver algunos ejemplos de lo que te encuentras en realidad cuando vas a comprar.
PÓNGAME UN POLLO
El pollo que más se consume hoy en día es el que procede de la explotación intensiva. O sea, de lugares donde los pollos se pasan buena parte de su vida encerrados en una jaula, sin ver la luz del sol y sobrealimentados con pienso para que engorden al máximo lo antes posible (el pollo se vende al peso, y esto es un negocio).
En algunos comercios, junto a este pollo, puedes encontrar otros: de corral, de campo, amarillo, certificado, ecológico…
POLLO DE CORRAL, CAMPERO O DE CAMPO
Al parecer, no existe reglamentación que diga qué es un pollo de corral, de campo o campero. Es más, parece que un reglamento europeo de 2008 prohíbe usar terminología de ese tipo.
Los pollos de corral, de campo o camperos, hasta donde hemos podido averiguar, deberían estar criados en el suelo, con acceso a exteriores. Sobre su alimentación parece que no hay requisitos especiales. Suelen tener un color más amarillento que la carne del pollo “blanco” de las explotaciones intensivas.
POLLO AMARILLO
Este tono de la carne y la piel puede responder a un mayor contenido de maíz en la dieta, o incluso al uso de colorantes. Por ello, comprar “pollo amarillo” sin alguna certificación de haberse criado al aire libre o en el suelo, no garantiza nada.
POLLO CERTIFICADO
Ha aparecido también una variedad llamada “pollo certificado”, que también suele ser de aspecto amarillento. Podríamos decir que estos pollos son algo intermedio entre el pollo blanco y el pollo de corral. Su crecimiento es más lento que el pollo blanco, pero no tienen acceso a exteriores.
POLLO ECOLÓGICO
Y por último, tenemos el pollo ecológico, que cumple las características que mencionamos al hablar de la producción ecológica.
Como ves, ir a la compra se parece cada vez más a CSI: hay que investigar a fondo para saber la verdad.
LEYENDO LOS HUEVOS
Con los huevos pasa lo mismo. Frescos, de alimentación 100% vegetal (o solo con maíz), camperos, de crianza libre, ecológicos…
¿Qué diferencias hay? Pues básicamente sería lo mismo que hemos comentado sobre los pollos.
¿Cómo distinguirlos? En España, los huevos deben llevar un código numérico. Dependiendo del valor de la primera cifra, tendríamos:
- 0= ecológico.
- 1= huevos de gallinas con acceso al aire libre (huevos camperos).
- 2= huevos de gallinas criadas en el suelo (pero sin libertad).
- 3= huevos de gallinas criadas en jaulas.
CARNES Y LÁCTEOS: ¿ECOLÓGICOS Y DE PASTO ES LO MISMO?
La ganadería convencional intensiva es similar a la ya comentada para las aves: hacinadas, alimentadas con piensos especiales para acelerar el engorde del animal, uso de antibióticos y otros medicamentos para prevenir o tratar enfermedades…
Luego tenemos la ganadería ecológica, que se rige por los parámetros ya comentados.
Y por último, tenemos una serie de productos de ganado alimentado con pasto. En principio, esto solo nos habla sobre la alimentación del animal.
No hemos encontrado un reglamento que especifique las condiciones de cría de este tipo de animales. Por ello, son productos que se mueven principalmente a nivel local, donde el consumidor puede verificar de primera mano el producto que compra.
¿SON MEJORES LOS PRODUCTOS ECOLÓGICOS?
A ver quién lo adivina… pues claro, depende.
Por un lado, la producción ecológica garantiza una serie de beneficios. Ahora bien, no siempre es la mejor opción.
¿Es mejor una patata ecológica de Rusia que una nacional de producción convencional? ¿Es mejor un cordero ecológico de Nueva Zelanda que uno de ganadería intensiva de Segovia?
Hay al menos un par de factores que debes tener en cuenta para decidir:
- La sostenibilidad. Es un concepto muy amplio, y que engloba muchas cosas: especies que no afecten la biodiversidad (y que se adapten bien al ecosistema en el que se encuentran), recursos para la cría, emisiones por transporte, deshechos generados…
- El perfil nutricional. Cada vez hay más evidencia de que animales criados en libertad, con alimentación natural (más pasto y menos pienso), que tienen un espacio suficiente para moverse y descansar… tienen valores nutricionales más saludables.
En productos vegetales, la cosa no está tan clara.
ULTRAPROCESADOS ECOLÓGICOS
Cuando ves esas dos palabras juntas, parece que no tienen mucho sentido, ¿no? Ecológico se suele asociar a sano, a saludable.
Entonces… ¿las galletas ecológicas son sanas? ¿Y los gusanitos de snack ecológicos? ¿Y el embutido ecológico?
Por muy ecológica que sea la producción, un producto ultraprocesado sigue sin ser saludable. No importa lo respetuosa con el medio ambiente que sea el cultivo del trigo o del azúcar, los bizcochos o las muffins ecológicos son productos potencialmente perjudiciales para tu salud.
ECO-LÓGICAMENTE
Después de la parrafada que hemos soltado, quizá venga bien que recapitulemos las ideas principales:
- Es difícil saber lo que compras. Hay un montón de sellos y etiquetas, y un sinfín de variables en la producción de un alimento.
- A nivel nutricional, el tipo de alimentación y el método de cría (acceso a exteriores y especio disponible) son factores importantes para la calidad del producto final. Esta variable es especialmente en productos animales.
- Existe un componente ético en el consumo: trato de los animales, respeto por el entorno y la biodiversidad, sostenibilidad…
- El factor económico es muy poderoso. Cultivar o criar animales según métodos más respetuosos con el medio ambiente, implica mayores gastos y, por tanto, productos finales más caros.
Si tras leer este artículo tienes la sensación de que hace falta sacarse un máster para ir a la compra, tranquila/o. No estás sola/o. Es cierto que cuanto mayor es la oferta de productos, más difícil se hace saber elegir bien.
Pero recuerda, lo bueno no debe ser enemigo de lo excelente. Parte de la base: comida real. Aquello que sabes lo que es sin necesidad de una etiqueta ni una lista de ingredientes: vegetales, fruta, pollo, carne, pescado, huevos, frutos secos, legumbres… Una vez que hagas eso, ya tendrás tiempo de escoger lo mejor de lo mejor.
¿Todavía te han quedado dudas? ¡Pregúntanos en el enlace que aparece abajo o en los comentarios!
Hola me encantaría saber mas acerca de las carnes que ustedes cosechan por que estoy interesada de su producto,
Ya que estoy cansada de comprar supuestamente pollos Orgánicos estas tiendas pero todavía no estoy segura sean porque no saben tan buenos
Hola Carmen! Nosotros no criamos animales (al menos por ahora). Si vives en España, puedes informarte aquí: https://www.lacarnedepasto.com/ Es una asociación de productores de ganadería criada con pasto, y tal vez puedas encontrar lo que buscas.