Como por estas fechas es muy típico reflexionar un poco sobre cómo te ha ido el año que acaba y lo que esperas del año que viene, el post de hoy es algo diferente y un poco más filosófico.
Si me estás leyendo, lo más probable es que pases la mayor parte del día en un entorno urbano, rodeada/o de tecnología y asediada/o por anuncios con ideas para tus compras y regalos.
¿Y entonces por qué es tan difícil encontrar una persona cuyos cuatro abuelos hayan nacido en una ciudad? Pues porque hasta hace poco más de 100 años, apenas un 10% de la población mundial vivía en ciudades.
El paso del campo a la ciudad ha alterado tus necesidades, tus prioridades y hasta tu felicidad. ¿Quieres saber cómo? Déjame contarte una historia…
CAPITÁN FANTÁSTICO: MUNDO NATURAL vs MUNDO URBANO
Hace unos días vi la última película de Viggo Mortensen, Captain Fantastic. En ella, un padre vive con sus 6 hijos en un terreno en plena naturaleza, alimentándose de lo que cazan, recolectan o siembran. Aprenden sobre todo tipo de materias (ciencias o humanidades) a partir de la lectura de libros. Tras una desgracia familiar, se ven forzados a viajar a la ciudad.
La película plantea el contraste entre el mundo natural y el mundo urbano. Pone de manifiesto la gran desconexión que existe hoy en día, entre el ser humano y el entorno en el que ha evolucionado durante cientos de miles de años.
Y después de verla, me quedaron varias reflexiones en el aire que quería compartir.
TRABAJO
Si fueras capaz de conseguir agua y alimentos, construirte un refugio cómodo y hacer fuego (para cocinar, calentarte y hacer más entretenido el anochecer), ¿por qué trabajarías? Mucha gente (y me incluyo) trabaja por dinero. Y luego usa ese dinero para comprar comida, conseguir un alojamiento (alquiler o hipoteca y otros gastos), desplazarse (transporte) y diferentes tipos de ocio.
Así que, si aprendieras a sobrevivir en la naturaleza, ¿para qué necesitarías un trabajo?
SALUD
Por un lado, cada vez cobra más fuerza la idea de que la rápida separación del hombre de su estilo de vida y entorno naturales, está en la base del aumento exponencial de las alergias y las enfermedades modernas: obesidad, diabetes, hipertensión e incluso algunos tipos de cáncer.
Por otro lado, gracias a la tecnología contamos con la medicina moderna, capaz de curar enfermedades y lesiones que hasta hace poco más de un siglo eran mortales.
Vivir en la naturaleza probablemente nos ayudaría a prevenir las primeras, pero nos dejaría más expuestos ante las segundas.
EDUCACIÓN Y CONOCIMIENTO
“Todos somos unos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad para escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es estúpido”
Esta cita de Albert Einstein es solo un ejemplo de una corriente cada vez mayor de personas con ganas de modificar el sistema educativo actual.
Ya hay países probando nuevos métodos, integrando grupos de niños de diferentes edades, con temarios comunes muy básicos (lectura, escritura, matemática elemental…) y más tiempo dedicado al descubrimiento por experiencias, enfocado en los intereses y ritmos de aprendizaje de cada niño. Incluso en algunos, la educación en casa es una alternativa legal.
En la peli, el padre no solo dedica un tiempo diario a la lectura y al aprendizaje, sino que invita a sus hijos a analizar, a opinar, y a expresar los sentimientos que les produce aquello que leen. Fomenta el espíritu crítico y la maduración emocional.
Por otra parte, el hecho de vivir aislados priva a los niños de desarrollar habilidades sociales y de interactuar con la tecnología actual.
Si bien es cierto que sin la creación del mundo moderno, el acceso al conocimiento estaría mucho más restringido, y posiblemente no estaríamos hablando siquiera de la educación tal y como hoy la entendemos; también parece evidente que la propia educación necesita evolucionar para adaptarse a unas circunstancias que cambian rápidamente.
TÚ TAMBIÉN TE VAS A MORIR: EMPIEZA A VIVIR
En los últimos años han surgido distintas corrientes que recuperan una parte del valor de lo antiguo, lo tradicional y lo natural: el turismo rural, la agricultura y ganadería ecológicas o la dieta Paleo son solo algunos ejemplos. Incluso hay comunidades como los Amish, que llevan generaciones viviendo sin tantos avances modernos.
Aunque no vea sano que una persona no salga de la ciudad en toda su vida, tampoco estoy proponiendo la vuelta a las cavernas, la caza con lanzas y el fuego con palos y piedras; me encanta ir al cine, viajar en tren y tener la comida que quiero al abrir el frigorífico.
Pero sí quiero invitarte a pensar cómo te gustaría vivir tu vida, para que el día que se acabe no te arrepientas de todas esas cosas que querías haber hecho (o dejado de hacer). Pregúntate cómo sería tu día ideal: dónde dormirías, qué harías desde que te levantas hasta que te acuestas, con quién compartirías tu tiempo… Quizá así esta vez no te plantees los típicos propósitos de Año Nuevo que nunca cumples, y empieces a dar pasitos hacia tu verdadera felicidad.
¿Has visto la película? ¿Qué te ha parecido? ¿Ya sabes lo que te hace feliz? ¿Qué pasos vas a dar para lograrlo? Deja un comentario y compártelo.
¡¡FELICES FIESTAS!!