Afortunadamente, a estas alturas ya nadie discute que necesitamos hacer ejercicio. Está más que probado que, junto a una buena alimentación, es la mejor medicina preventiva que existe. Si, se puede decir que el ejercicio adecuado salva vidas.
¿Pero sirve igual cualquier ejercicio? ¿Tienen las mismas necesidades un chico adolescente, una madre después de un parto y un señor de la tercera edad? ¿Pueden hacer el mismo tipo de ejercicio las personas sanas que las que sufren algún tipo de lesión o enfermedad?
Muchas personas que empiezan en este maravilloso mundo de la actividad física se apuntan a un gimnasio, o se calzan unas zapatillas y salen a correr. Desde luego, suele ser mejor opción que quedarse en el sofá viendo la televisión. ¿Pero les está sirviendo lo que hacen para mejorar su cuerpo y su salud? ¿Saben qué riesgos deben evitar?
LOS PELIGROS DE GENERALIZAR
El primer día de gimnasio, especialmente en los más grandes, el monitor de turno te hace un par de preguntas para clasificarte en un grupo. Las opciones suelen ser parecidas a éstas:
- Perder peso.
- Ganar músculo.
- Tonificar (según la Real Academia de la Lengua significa “endurecer el organismo”). Se suele entender algo así como endurecer la musculatura pero sin ganar mucho volumen.
Y claro, con planificaciones tan generalistas, al principio (3-4 primeras semanas) puede que veas avances. Pero seguramente después de eso, te acabes estancando. No hay una evolución.
Por otro lado, hay algunas aplicaciones para móvil/celular, que te clasifican también en función de tu nivel de entrenamiento:
- Principiante.
- Medio (estás más o menos en forma).
- Avanzado.
El objetivo puede que lo tengas claro, pero tu nivel de entrenamiento… ¿cómo se define? ¿Qué significa estar en forma? ¿Cómo lo mides?
Pues bien, en base a esto, hay quien tiene los santos huevos (y perdón por el inglés, pero nos indigna bastante el tema) de venderlo como “entrenamiento personalizado”.
Evidentemente, es mejor que si no te preguntan nada. Pero de ahí a llamar a esto entrenamiento personal, nos parece que hay una gran diferencia.
Las clases colectivas tampoco se libran. Al ser una actividad que es igual para cualquiera que entre por la puerta, los resultados que obtendrá cada una/o serán muy distintos.
Entonces, ¿es mejor salir a correr? Pues no necesariamente. La cantidad de personas que se lesiona corriendo es cada vez mayor (no es cuestión de pillarse las últimas zapatillas de moda y hacer kilómetros). Incluso el número de infartos en pruebas populares de larga distancia está creciendo.
¿Significa esto que los gimnasios, las clases, las apps de ejercicio o salir a correr son malos? No, para nada. Son soluciones a la necesidad de hacer más ejercicio, y cada una juega su papel. Pero lo que sí debes conocer son los riesgos y las limitaciones que tiene de cada una de ellas.
QUÉ ES UN ENTRENAMIENTO PERSONAL
El entrenamiento personal es un arte y una ciencia.
LA CIENCIA DETRÁS DEL ENTRENAMIENTO PERSONAL
Una ciencia, porque requiere conocimientos acerca de toda una serie de factores sobre ti:
- Historial médico: existencia de dolencias, lesiones y/o enfermedades que afecten a tu capacidad para realizar ejercicio.
- Farmacología: contraindicaciones de ejercicio asociadas a algún medicamento que estés tomando.
- Anatomía: evaluar cómo pueden influir tu estructura ósea y muscular en tu rendimiento y en tu forma de moverte.
- Fisiología: conocer las respuestas de tu organismo a los distintos estímulos que supone el ejercicio.
- Estado físico: determinar tus capacidades iniciales (qué ejercicios eres capaz de realizar y a qué intensidad).
- Objetivos: programa el entrenamiento con la metodología adecuada para ayudarte a alcanzar tus objetivos. No sirve cualquiera.
- Genética: saber que hay ciertas predisposiciones hereditarias que harán que te resulte más sencillo ganar músculo o acumular grasa. Aunque ya vimos al hablar de epigenética que la genética importa pero NO determina, y siendo conscientes de que hoy día poca gente tiene un estudio de su ADN, es un factor que el entrenador debe tener en cuenta.
- Manejo de expectativas: ¿sabes si es realista perder 10kg en un mes? ¿Crees que dejar de comer grasas te ayudará a mejorar tu salud? Es crucial saber qué puedes esperar, para no perder la motivación por el camino.
- Seguridad: en base a todo lo anterior, buscar los ejercicios que no supongan un riesgo de lesión o de agravar alguna enfermedad. Esto es algo que, por falta del tiempo y de los medios suficientes, difícilmente se puede garantizar en la sala del gimnasio, en la calle cuando corres o en el salón de clases grupales.
¿QUÉ PUEDES ESPERAR DEL ENTRENAMIENTO PERSONAL?
Pero también es un arte, porque un verdadero entrenamiento personalizado, se adapta en función de tus circunstancias particulares:
- Gustos: procura priorizar aquellos ejercicios que más te gustan, dentro de las posibilidades para acercarte a tus objetivos.
- Medios a tu alcance: emplea el material y el espacio que tengas disponible.
- Eficiencia: busca el método que te permita alcanzar tus objetivos en el menor tiempo posible.
- Ritmo de vida: intenta repartir los entrenamientos en los momentos que tus otras responsabilidades te dejan libre, adaptando la intensidad en función de tus capacidades y/o de tus niveles de estrés.
- Actividades cotidianas: busca ejercicios que te ayuden a “compensar” los gestos que más repites en tu día a día, evitando posibles dolores y desequilibrios.
- Imprevistos: se acopla a lo que surja, ya sea una enfermedad, un embarazo, un cambio de horario, un nuevo trabajo, vacaciones…
En base a todo lo que hemos comentado, se diseña un programa de entrenamiento que defina las siguientes variables:
- Selección de ejercicios: qué ejercicios concretos vas a realizar, y en qué orden.
- Intensidad: con cuánto peso o durante cuánto tiempo vas a hacer cada ejercicio.
- Frecuencia: cuántos días por semana vas a entrenar.
- Volumen: el número de series y de repeticiones de cada ejercicio.
- Descansos (recuperaciones): tiempo de descanso entre series, entre ejercicios, e incluso periodos sin entrenamiento o de muy baja intensidad.
¿RESULTADOS GARANTIZADOS?
El entrenamiento personal, lamentablemente, NO es garantía de resultados. ¿Por qué? Pues porque los resultados dependen de más cosas aparte del programa de entrenamiento:
- Adherencia. Es decir, de si lo cumples o no.
- Incertidumbre. Aunque cada vez sabemos mejor cómo responde el cuerpo a los distintos estímulos, la ciencia aún no tiene todas las respuestas. Y las que hay, no son blancas o negras, hay muchos matices.
- Estilo de vida. Tus hábitos de alimentación, descanso, etc. juegan un papel muy importante.
- Nivel inicial. Dependiendo de tu estado físico de partida, te resultará más fácil o más difícil lograr tu objetivo.
- Imprevistos. Si tienes una vida, surgen complicaciones que no estaban previstas que alteran o retrasan los resultados.
En definitiva, si te prometen o garantizan resultados, probablemente te estén mintiendo. Ten en cuenta que al final, quien tiene que hacer el esfuerzo eres tú. Y al igual que la mayoría de los puntos que hemos mencionado, son cosas que como entrenadores no podemos controlar.
¿QUÉ BENEFICIOS TIENE EL ENTRENAMIENTO PERSONAL? ¿ES PARA TODO EL MUNDO?
Aunque ya los hemos dejado caer, vamos a intentar resumir qué ganas si contratar un(a) entrenador(a) personal:
- Seguridad: reducirás el riesgo de lesión.
- Funcionalidad: harás los ejercicios que más te ayuden a mejorar en tus actividades del día a día.
- Productividad: mejorarás más en menos tiempo.
- Motivación: tendrás un apoyo que te anime constantemente a seguir adelante.
- Aprendizaje: descubrirás qué, cómo, cuánto, por qué y cuándo aplicar el ejercicio en tu vida.
Y este servicio, ¿es solo para los novatos?
Pues la verdad es que todos nos beneficiamos de contar con un(a) entrenador(a) personal. Por algo los deportistas de élite también tienen entrenadores. Incluso entre entrenadores nos supervisamos, para aprender de la experiencia y los conocimientos de otros compañeros.
¿CÓMO ELEGIR TU ENTRENADOR(A) PERSONAL?
Bueno, espero que después de todo el rollo, te haya quedado claro que esto no es algo que se aprenda en un curso de fin de semana, ni viendo cuatro vídeos en Youtube. Tenemos que estudiar y actualizarnos constantemente.
Además, con el tiempo, los entrenadores solemos especializarnos en diferentes ámbitos, ya que es imposible abarcarlos todos con garantías: pérdida de grasa, entrenamiento femenino, deportistas de élite, tercera edad, personas con alguna patología, rehabilitación de lesiones…
Por eso, hay dos principios básicos a la hora de elegir tu entrenador(a):
- Que domine el campo de tus objetivos.
- Que sea capaz de crear una conexión contigo: que te entienda, que te haga sentir bien y que te transmita confianza.
Aunque está feo que lo digamos nosotros, si tenemos que recomendar a alguien, adivina a quién: Entrenamiento Personal Online Misión Fitness.