Muchas de las recomendaciones que hacemos desde este blog van en contra de creencias populares, costumbres sociales e incluso del temario de algunas facultades de Nutrición y Medicina.
Esto normalmente genera varios problemas: ¿por qué nos vas a creer? E incluso si te lo crees, ¿cómo lo pones en práctica cuando tu familia, tus amigos y tu entorno en general no comparten tus ideas?
DUDAR-INVESTIGAR-COMPROBAR-REPETIR
A la hora de ayudar a las personas, creemos que hay una base de la que partir: la mejor ciencia disponible.
Los niños tienen una edad donde parece que solo saben dos palabras: “¿Por qué?” Todo lo cuestionan, para todo quieren saber la razón. Esa insaciable curiosidad les lleva a aprender sobre el mundo en el que viven.
Cuando son temas tan delicados como la salud o el aspecto físico, ¿por qué no hacemos lo mismo los adultos? ¿Le preguntas por qué a tu médico? ¿Y a las empresas que te dan consejos a través de la publicidad?
Es obvio que aún desconocemos muchas cosas, e incluso aquellas que creemos saber pueden cambiar a medida que el conocimiento avanza. Pero hay también un sinfín de ideas que la ciencia ha logrado demostrar ampliamente. Por eso, apostamos por el método científico como herramienta para tomar mejores decisiones.
Procuramos investigar y estudiar lo que la ciencia ha logrado demostrar en los mundos del fitness y la nutrición para poder dar consejos con un fundamento diferente al “es que siempre se ha hecho así” o al “a mí me funciona” (por muy famosa/o que sea quien lo diga).
LA TEORÍA Y LA VIDA REAL
Pero el método científico no lo es todo. Hay ciertas habilidades que entrenadores o nutricionistas desarrollamos con la experiencia, como empatizar, comunicarnos con diferentes tipos de persona o encontrar la mejor motivación para cada caso concreto.
Consideramos que esta suma de teoría y aplicación práctica es la que lleva a los resultados de forma más eficiente. Y de esa combinación provienen las recomendaciones que hacemos.
SI NOS BASAMOS EN CIENCIA, ¿POR QUÉ HAY MÉDICOS Y NUTRICIONISTAS QUE RECOMIENDAN LO CONTRARIO?
Hace poco comentaba con un colega que, a día de hoy, es posible defender un argumento y el contrario con algún estudio que respalde ambas posturas. ¿Cómo es eso posible? Puede haber muchas razones, pero las principales las puedes leer en este otro artículo o en esta publicación sobre la MBE (Medicina Basada en Evidencia).
Además de la dificultad para identificar aquella información en la que se puede confiar, hay otra serie de factores que debes tener en cuenta:
- Desconexión entre investigación y práctica clínica. Por un lado, hay pocos profesionales de la salud que traten pacientes y a la vez se involucren en algún proyecto de investigación (estudio). Por otra parte, no hay un sistema claro para trasladar las nuevas evidencias a la consulta. Incluso algún estudio habla de descubrimientos que tardan hasta 17 años en aplicarse. ¡17 años, que se dice pronto!
- Desactualización de temarios en las universidades. El mundo académico en general tarda mucho en renovar los planes de estudios. Son procesos lentos que implican actualizar textos y reciclar al profesorado. Al ritmo al que avanzan ciencia y tecnología, el sistema universitario tradicional no logra avanzar a la misma velocidad.
- La fiebre de la “titulitis”. Se ha extendido la creencia de que para ejercer una profesión, lo que importa es el título. Por eso, algunos profesionales solo se esfuerzan por acumular diplomas en la pared, sin valorar la calidad del conocimiento que obtienen. Afortunadamente, cada vez más profesionales son conscientes de los nuevos avances y procuran actualizarse con información contrastada y útil.
- Principio de individualidad. Cada persona es diferente. Tu organismo tiene características únicas, y por tanto las recomendaciones que te hagan puede que sean opuestas para otra persona distinta. No nos cansaremos de repetirlo: los consejos, depende de para qué y para quién.
CÓMO AFRONTAR EL DÍA A DÍA
Cuando tomas la decisión de preocuparte por tu salud, normalmente implica hacer varios cambios en tu vida. Y algunos de esos cambios pueden afectar a las personas que te rodean.
Sacar tiempo para hacer ejercicio significa quitarlo de otro lado. Puede ser de tus horas de TV, lo que no tendrás que explicar a nadie. Pero si hacer ejercicio implica pasar menos tiempo con tu pareja/familia o restarle dedicación a tu trabajo, habrá otras personas afectadas.
Introducir nuevos alimentos en tu menú y eliminar algunos productos de tu cocina van a suponer un gran impacto, sobre todo si vives con tu familia. Y qué decir cuando en casa cocina otra persona que no eres tú…
Si tu entorno comparte tu preocupación por la salud, encontrarás apoyo. Pero si no, tendrás un problema. Y para esto, me temo que no hay estudio que valga. Entonces, ¿qué puedes hacer? A falta de alguna solución mejor, te dejamos algunas ideas:
- Informa a tus seres más cercanos sobre los beneficios. Que tú te sientas mejor y estés más sana/o significa que, por lo general, tendrás más energía, mejor humor y rendirás más a todos los niveles. Podrán disfrutar de un(a) mejor tú.
- Involúcralos. Tira de creatividad para incluir a tu familia o amigos en tus planes. Ejercicio en grupo, juegos con los niños, cenas con retos para incluir nuevos ingredientes…
- Trata de simplificar. Si sabes que van a hacer el esfuerzo de respetar tu tiempo de entrenamiento o de cocinarte aparte tus comidas, sé consciente. Busca recetas lo más sencillas posibles y ejercicios que impacten lo mínimo posible la rutina de los demás.
- Busca apoyos. En ocasiones, te resultará más sencillo un apoyo inicial externo. Únete a algún grupo que comparta tus ideas. Serán personas que habrán pasado por experiencias similares y te podrán sugerir nuevos métodos para mejorar tu día a día.
OCASIONES ESPECIALES
Como su propio nombre indica, se trata de situaciones que se dan con poca frecuencia: cumpleaños, Navidades, bodas, etc.
Seguramente habrás escuchado lo de “una vez al año, no hace daño”. El problema es cuando lo repites cada fin de semana.
Tomarte un par de vinos en una boda o un trozo de pastel en un cumpleaños no es grave (salvo que tengas ya una patología). Las cenas de Nochebuena y Nochevieja no son las que te van a engordar. Son momentos puntuales.
Si te sientes más cómoda/o bebiendo agua y comiéndote una pieza de fruta en un cumpleaños, o prefieres saltarte el pastel de boda y pedir un té o un café, hazlo. Pero si vas a disfrutar esa cerveza con los amigos o ese dulce navideño, tampoco te martirices. La salud se fortalece o se debilita a largo plazo. Es una cuestión de hábitos, no de excepciones.
¿Y QUÉ HACEMOS CON LOS NIÑOS?
Éste es uno de los puntos más conflictivos. Como padres, somos responsables de la educación y la salud de nuestros hijos. Pero también queremos que sean felices, y la publicidad se ha encargado de asociar profundamente ciertos productos con sensaciones de alegría y felicidad.
¿Quién es la guapa que va a dar agua en lugar de refresco de cola en el cumpleaños de su hijo? ¿O un plato de fruta cortada en lugar de un pastel de cumpleaños? Conocemos algún caso que lo ha logrado sin demasiadas protestas por parte de los niños, pero la realidad es que es muy difícil.
¿Mandarías un puñado de frutos secos o una mandarina como merienda para la escuela? ¿Cómo le explicas a un niño que eso es más sano que las galletas de chocolate de sus compañeros? Y cuando los profesores y otros padres te acusen de robarle la felicidad de la infancia a tus hijos, ¿qué cara se te queda?
Superar toda esta presión social es muy difícil. Y por si eso fuera poco, es que todos los productos procesados están muy ricos. Los han diseñado para eso. Y el cerebro del niño los va a preferir. Por eso la labor de los padres resulta fundamental.
En nuestra mano está educarles y brindarles una buena alimentación para que crezcan sanos y fuertes. Como pareja, hay que reconocer que no siempre nos ponemos de acuerdo. Pero todas las decisiones procuramos tomarlas en base al mejor conocimiento que tenemos a mano y al amor incondicional por esos locos bajitos.
¿Te has encontrado con alguno de estos problemas? ¿Has logrado superarlo? ¿Cómo? Cuéntanoslo en los comentarios.