“No comas muchos huevos que te va a subir el colesterol” ¿Cuántas veces lo has escuchado? Y es que una dieta alta en grasas te va a poner el colesterol por las nubes, ¿no? Pues a lo mejor no.
Y si tienes el colesterol alto, ¿qué? ¿De verdad provoca infartos y enfermedades cardiovasculares?
Hoy llevamos a juicio al colesterol y desvelamos varios mitos y realidades.
QUÉ ES EL COLESTEROL Y QUÉ HACE
El colesterol es un lípido. Es decir, sí, una grasa. Y además, es necesario para la vida. Repetimos: sin colesterol, te mueres.
¿Y eso por qué? Pues porque el colesterol:
- Es fundamental para el correcto funcionamiento de tu cerebro y tu sistema nervioso.
- Está presente en la leche materna, ya que es clave para el desarrollo del bebé.
- Es necesario para sintetizar vitamina D.
- Participa en la formación de las hormonas sexuales.
- Es clave para el transporte de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y para la digestión de las grasas.
- Forma parte de las membranas de las células de tu cuerpo.
Ahora que sabes para qué sirve el colesterol, ¿sigues pensando que es buena idea eliminarlo?
¿LA ALIMENTACIÓN INFLUYE EN TU COLESTEROL? CUÁNTOS HUEVOS PUEDES TOMAR
A pesar del mensaje tan extendido de que una dieta rica en grasas eleva los niveles de colesterol en sangre, para la mayoría de las personas eso es falso (revisión, estudio). ¿Y por qué? Pues parece que el hígado, que produce colesterol, es capaz de regular la cantidad que fabrica en función de lo que el organismo recibe del exterior.
Es más, según los experimentos de un tal Dave Feldman, los niveles de colesterol en sangre:
- Varían mucho dependiendo de lo que hayas comido/bebido los 3-5 días previos al análisis.
- A mayor ingesta de grasas, menores serán los valores de colesterol total y cLDL (que explicamos más abajo). Es decir, lo opuesto a lo que se venía recomendando.
Existe, sin embargo, una minoría (denominados hiperrespondedores) que sí reacciona al tomar mucho colesterol en la comida con subidas de sus niveles en sangre. Al parecer, la causa es de origen genético. Lamentablemente, a día de hoy no hay un método rápido y sencillo de averiguar si somos hipo o hiperrespondedores al colesterol.
¿Y es malo ser hiperrespondedor? Falta mucho por investigar en este sentido, pero en principio no parece haber mayor riesgo por ser más sensible al colesterol que proviene de la alimentación.
¿Y entonces qué? Pues que los alimentos ricos en colesterol (huevos, carne o lácteos enteros) han sido excesivamente demonizados. En el caso concreto de los huevos, cada vez hay más pruebas que los liberan de culpa (estudio, meta-análisis, estudio, estudio). Lo más probable es que puedas comerte 1-2 al día sin problema. Pero si quieres quedarte más tranquila/o, revisa tus niveles de colesterol cada cierto tiempo y observa la evolución.
Y es que, como comentamos en su día, los alimentos son mucho más que calorías o ingredientes aislados. Son un conjunto de elementos, y hay que considerar su acción global en todos los sistemas del organismo.
SE BUSCA, VIVO O MUERTO. ¿ESTÁ JUSTIFICADO EL TEMOR AL COLESTEROL?
Toda esta psicosis en torno al colesterol viene porque, durante años, se le ha hecho responsable de provocar enfermedades cardiovasculares, una de las principales causas de muerte a nivel mundial.
¿Y es verdad? Pues el nivel de colesterol total parece que es poco fiable a la hora de determinar el riesgo de mortalidad (revisión, revisión, estudio). Es más, niveles muy bajos de colesterol (por debajo de 160mg/dl) están asociados a los riesgos más altos.
El colesterol se ha convertido en el “monstruo del armario” para adultos. ¿Y por qué se sostiene? Es difícil decir una razón única, pero quizá el hecho de que la venta de medicamentos y otros productos para bajar el colesterol mueva miles de millones al año tenga algo que ver.
LDL, HDL Y QUILOMICRONES: EL BUENO, EL FEO Y EL MALO
Y en toda esta película, ¿quiénes son entonces los actores? Se trata principalmente de las lipoproteínas, unas partículas formadas por lípidos (grasas) y proteínas. Conozcamos a los personajes principales:
- Quilomicrones (el feo). Casi nadie habla de ellos, pero son los principales encargados de transportar las grasas ingeridas a través de la alimentación.
- LDL (el malo). Su nombre completo es Lipoproteínas de Baja Densidad, y su función es transportar el colesterol hacia los tejidos.
- HDL (el bueno). También conocido como Lipoproteínas de Alta Densidad, es el encargado de realizar el transporte inverso: desde los tejidos hacia el hígado.
¿Por qué el HDL es el bueno?
Diversos estudios observaron una relación entre niveles elevados de HDL y menor riesgo cardiovascular, e incluso de mortalidad (revisión).
No obstante, investigaciones más recientes ponen en duda que el valor del HDL total sirva para predecir con claridad una mayor protección frente a enfermedades cardiovasculares (revisión, estudio).
¿Qué ha hecho el LDL para ser el malo?
Al profundizar las investigaciones sobre las enfermedades cardiovasculares, se descubrió que el origen de la arterioesclerosis (la formación de una placa dura que puede llegar a obstruir las arterias) estaba en la oxidación de partículas LDL.
Y como nos encantan los mensajes simples, se dijo que el LDL era el causante y que, por tanto, mucho LDL era un riesgo para la salud. Pero, una vez más, la realidad es más complicada.
El tamaño importa
El LDL total, una vez más, no es totalmente fiable como indicador de riesgo cardiovascular (revisión, revisión).
A su vez, el LDL se divide en los denominados:
- Patrón A. Unas moléculas grandes, aparentemente inofensivas.
- Patrón B. Unas moléculas pequeñas, duras, y las principales sospechosas de causar el ateroma y obstruir las arterias.
Se siguen investigando los factores que determinan la aparición del patrón B del LDL, pero parece que, además de existir un componente genético, la alimentación juega un papel muy relevante. A mayor consumo de azúcares (refrescos, zumos industriales, dulces, etc.) y carbohidratos refinados (harinas, pasta, bollería, galletas…), más alto el porcentaje de moléculas del patrón B (revisión).
¿Habrá una explicación similar para el HDL?
QUÉ MIRAR EN TU ANÁLISIS DE SANGRE Y CÓMO IDENTIFICAR LOS RIESGOS
Primero que todo, debes ser consciente de que un análisis de sangre te evalúa en un momento muy concreto, que puede que ni siquiera sea representativo de tu rutina habitual.
Aunque hemos dicho muchas veces que tu salud es un reflejo de tus hábitos, pequeñas alteraciones el día o la noche anterior (una fiesta, una noche de poco dormir, una nueva rutina de entrenamiento, un momento estresante en tu vida…) pueden variar significativamente los resultados.
Teniendo eso en cuenta, en las analíticas que te manda el médico suelen aparecer los siguientes valores (en relación al estudio de grasas):
- Triglicéridos. Su función principal es almacenar energía, y un nivel muy alto en sangre sí está asociado a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. No en vano, un valor de triglicéridos >150 es uno de los factores para diagnosticar síndrome metabólico.
- Colesterol total. Como ya hemos visto, esta cifra por sí sola dice muy poco.
- cHDL (colesterol HDL). Es la cantidad de colesterol contenida en las partículas de HDL. Un valor alto (por encima de 60) se suele asociar a menor riesgo, aunque ya hemos comentado que hay dudas al respecto.
- cLDL (colesterol LDL). Es el colesterol total que contienen las partículas de LDL. Normalmente, se usan unas fórmulas teóricas para calcularlo (no se mide directamente), lo que puede distorsionar el resultado. Si bien su valor NO predice el riesgo real, tampoco ignores la cifra. Si lo tienes alto, revisa los factores que comentamos a continuación.
Con estos numerajos, hay tres ratios que parecen predecir mejor el riesgo de padecer un problema cardiovascular:
- El cociente Triglicéridos/HDL (estudio). Aunque aún falta mucho por afinar, un valor por encima de 3-3.5 podría ser una señal de alerta.
- El cociente Colesterol Total/cHDL. Sin ser nada definitivo tampoco, con un resultado superior a 4-5 sería bueno investigar un poquito más.
- La proporción cLDL/cHDL. Quizá el menos fiable por la forma de calcular el cLDL, pero valores por encima de 3 sería conveniente analizarlos con más detalle.
¿Cómo ir un pasito más allá?
Hemos dicho que el tamaño importa. Y además, se puede medir. Está asociado a los llamados pLDL y pHDL.
- pLDL. Es el número de partículas de LDL. En general, a mayor número de partículas, menor será su tamaño. Para una misma cantidad de colesterol total, si se transporta en coches, necesitarás muchos. En cambio, si tuvieras camiones, necesitarías menos.
- pHDL. Es el número de partículas de HDL. Se necesita más investigación para entender qué papel juega el número y tamaño de las partículas de HDL.
Un pLDL alto, es decir, un número elevado de partículas de LDL, está asociado a un mayor riesgo cardiovascular (estudio). Está asociado al patrón B del LDL que ya vimos.
Por otra parte, este meta-análisis apunta que el tamaño de las partículas LDL puede ser un factor más dentro de un conjunto de síntomas asociados a la enfermedad cardiovascular.
En cualquier caso, si tienes sospechas de algún problema con tu colesterol, analizar el pLDL y pHDL seguramente es una buena opción para aclarar si existe un riesgo para tu salud.
MEDICAMENTOS Y OTROS PRODUCTOS MILAGROSOS
Vaya por delante que no somos médicos, y por tanto no pretendemos dictaminar si tienes que tomar o dejar de tomar un fármaco. Para eso están los licenciados en Medicina.
Pero cada vez hay más polémica sobre la verdadera eficacia y los efectos secundarios de las estatinas (el medicamente recetado para bajar los niveles de colesterol).
Dejaremos por aquí este artículo y esta página como punto de partida para quien quiera profundizar.
Existe otro tipo de productos, de venta en supermercados y anunciados en TV, que prometen bajar el colesterol. Y suelen cumplir lo que dicen. El problema, como hemos visto, es que eso no sirve de mucho, y que en la gran mayoría de la población NO previene problemas cardiovasculares.
CÓMO PREVENIR LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Y si el colesterol dice poco sobre el riesgo real de padecer enfermedad cardiovascular, ¿cuáles son las verdaderas causas?
- Inflamación. Ya la hemos mencionado como causante de varios problemas de salud. Una mala alimentación, el sedentarismo, un exceso de estrés o el alcohol son los principales factores que provocan inflamación.
- Estrés oxidativo. Un entorno altamente oxidativo es lo que lleva a la oxidación de las partículas de LDL y provocar una arterioesclerosis. Altos niveles de estrés de la persona y el tabaco favorecen un aumento del estrés oxidativo.
Conocidas las causas del problema, es más fácil deducir las principales recomendaciones:
- Una alimentación basada en productos que nacen de la tierra, de su madre o de un huevo. Reduce al mínimo azúcares (refrescos, dulces, etc.) y carbohidratos refinados (pan, pasta, harinas…), que favorecen la inflamación, y aumenta el consumo de omega 3 (aceite de oliva, pescado…), de propiedades antiinflamatorias.
- Haz ejercicio. La actividad física en su dosis adecuada es el fármaco más potente que existe, con infinidad de beneficios y sin efectos secundarios indeseables.
- Descansa suficiente y aprende a relajarte. Dedicar tiempo a alguna afición personal, técnicas como la meditación, o ese gran invento llamado “quedar con los amigos”, pueden ayudarte a mantener el estrés bajo control.
- No fumar ni beber alcohol.